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Profesor acosó sexualmente a alumna de la UNAM

  • Foto del escritor: Josue Montañez Salinas
    Josue Montañez Salinas
  • 24 nov 2017
  • 2 Min. de lectura

Cecilia pensaba que su segundo semestre como estudiante de Derecho en la UNAM sería un periodo de aprendizaje, pero lo terminó aterrorizada y hostigada: en sólo seis meses el profesor que la acosó sexualmente le bajó dos puntos en su calificación final, consiguió destruir su reputación, la hizo abandonar su materia favorita, la obligó a cambiar su número telefónico y la aterrorizó.

Cecilia, como pidió que se le identificara, sabe que no es su culpa, pero se siente avergonzada. Su acosador, dijo, fue su profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM de la materia “Teoría de la ley penal y del delito“, quien utilizó su posición para hacerle proposiciones sexuales y hostigarla.

Cuando ella no accedió, le bajó la nota; al reclamarle, el maestro le contestó: “Esperaba que me buscaras y que habláramos sobre eso”. Todo empezó con un comentario, casi al inicio del semestre: “Tranquila, no te excites”, le respondió el profesor a una emocionada Cecilia que levantó la mano para responder una pregunta, “Bueno, sí, pero no en mi clase”, acotó el catedrático de la UNAM.

El catedrático de la UNAM anunció que los exámenes se harían en su casa, en una fiesta. Cecilia no quería ir, pero necesitaba presentar el examen. Ese día el profesor le dijo: “Hoy, precisamente, te ves muy guapa”; ella le puso un alto y se fue.

Los alumnos habían llenado un registro con su número telefónico y crearon un grupo especial en Facebook para compartir tareas. Aprovechando esta información, el hombre con doctorado en Derecho comenzó a mandarle a Cecilia poemas a través de WhatsApp y en mensajes privados en redes sociales confesando que estaba enamorado de ella. La joven le volvió a decir que no era apropiado; en respuesta él le dedicó las canciones “Pruébame” y “40 y 20”, de José José.

Semanas después lo que le decía en privado apareció escrito en las paredes de los baños de la facultad. Luego, inscribió sus clases únicamente con mujeres en la institución.

“Tenías que reducir el querer opinar y el esperar aprender por esta incomodidad y frustración de no poder contestar sus comentarios tan misóginos y violentos. Estaba desperdiciando una clase que a mí me gustaba y que me iba a servir y no podía hacer nada. Saber que si decías algo, lo primero que iban a pensar es: ‘Eres una puta’. Los compañeros seguían esas mismas conductas: El profesor daba ese ejemplo”, narró con tristeza y enojo Cecilia. “No podía entrar a esa clase porque no toleraba más los comentarios. De verdad me daba miedo.”


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